Edificio neoclásico, con sobria y elegante fachada de sillería bien labrada. Fue construido en 1781 reinando Carlos III. Su planta rectangular se adapta al solar de la anterior Casa
Consistorial. Se costeó con los ingresos de "la sisa del vino" y de la carnicería.
Escudo real en la fachada, compuesto por dos castillos y dos leones, y a sus pies dos encinas que parecen ser las encinas de "Las Zapatillas", (La leyenda dice que una niña se perdió en el
monte, la buscaron y lo único que apareció fueron las zapatillas junto a las encinas, pues se la habían comido los lobos).
En algunos sellos del siglo XIX tienen una encina y un lobo apoyado sobre ella.
En el siglo XV Sotillo de la Ribera tenía una iglesia medieval.
El aumento de población y de la riqueza en la centuria siguiente debido al viñedo (en el siglo XVI se creó una regulación vitivinícola en la zona que aportó muchos beneficios
económicos, lo que nos ayuda a comprender la riqueza artística que hay en estos pueblos vitivinícolas), supuso que se colocaran los cimientos del nuevo templo iniciado en el XVII y acabado en
el XVIII.
Tenemos un templo entre la tradición clasicista y el barroco, que concentra la máxima riqueza artística en su portada. Notable riqueza retablística, con exuberantes ejemplos barrocos y buenas muestras neoclásicas como el retablo mayor.
1.1.-LOS RASGOS EXTERIORES
Salvo en las portadas, se define por su austeridad y sencillez más acorde con los gustos clásicos. Los elementos barrocos se encuentran en el interior del templo.
a.- Magnífica torre barroca.
Construida por Domingo de Ondátegui entre 1732 y 1740 facilita por su elevación que las campanas "voz de la iglesia", puedan oírse en la localidad, actuando como medio de comunicación rápido y
eficaz.
b.-La fachada principal.
Construida también con piedra de sillería, se inicia en 1768.
Es obra de los maestros canteros Manuel de Isasbiruil, y de Domingo de Ondátegui.
Aunque tiene una clásica concepción en la interpretación del orden arquitectónico, es barroco el contrastado juego de luces, a base de entrantes y salientes, formando un conjunto de dinámico
alzado.
Consta de tres cuerpos, hornacinas en las que aparece la imagen de San Pedro con el atributo de las llaves en la mano (existía una Cofradía de San Pedro) y de Santa Águeda (patrona de Sotillo de la
Ribera), rematado con un frontón partido coronado por una cruz, al modo de un gran retablo pétreo, como podemos apreciar también en la Iglesia de Gumiel de Izán, realizada un siglo antes. La de
Sotillo servirá de pauta para la que se efectuará en Vadocondes.
1.2.- LOS RASGOS INTERIORES.
Tiene tres naves, que se desarrollan a la misma altura, La nave central destaca por su mayor anchura y porque incorpora un elemento barroco muy característico desde las últimas décadas del siglo XVII: una cúpula en el tramo anterior a la cabecera.
La bóveda semiesférica se levanta entre 1702 y 1704, muy al gusto barroco.
Algunos rasgos de la cúpula evidencian la influencia de la capilla de San Pedro Regalado en el convento de La Aguilera.
Las pechinas decoradas con pinturas hacen alusión a Santa Águeda y a San Pedro.
a.- La Capilla de San Miguel.
Miguel Herrero Esgueva accede en 1723 al cargo de Arzobispo de Santiago de Compostela. Recibió sepultura en el templo catedralicio.
Don Miguel debió dejar alguna disposición testamentaria relativa a la fundación de una capilla en la iglesia parroquial.
Don Tomás Gutiérrez, en nombre del difunto prelado, compra la nueva sacristía erigida entre 1726 y 1730, (debido a que era la zona que estaba más cerca del altar mayor). El retablo principal,
presidido por San Miguel, constituye un claro ejemplo de escultura dieciochesca.
Las esculturas de los retablos laterales están dedicados a devociones muy frecuentes en la época: San Francisco Javier y San Ignacio.
Se les presenta como peregrinos en función de su actividad apostólica y evangelizadora, ya que don Miguel desplegó una intensa labor apostólica.
b.- Todas las personas que han tocado el órgano barroco de Sotillo de la Ribera en los diferentes conciertos elogian este gran instrumento musical. Es
uno de los pocos ejemplares de esta época que quedan en Castilla y León e incluso en España. De sobria ornamentación, se instaló en un ala o pequeña tribuna del coro, situándose
frente a la entrada de la iglesia. Fue encargado entre 1708-1709.
c.- El Retablo Mayor
En 1778 se vende el retablo viejo del Altar Mayor a la parroquia de la Trinidad de Roa. En su lugar se colocó uno nuevo, financiado por el canónigo sotillano Juan
Antonio Serrano, de caracteres neoclásicos pero con evidentes reminiscencias barrocas, acorde a los modernos presupuestos estéticos de la época, muy diferente a las creaciones de los talleres
arandinos a los que, quizá hubiera recurrido la Parroquia.
En la gran hornacina central se aloja la imagen de Santa Águeda. Dos pequeños medallones dorados reflejan escenas de la prisión y martirio de Santa Águeda.
En las calles laterales San Juan Bautista y San Jerónimo. El remate contrasta con el cuerpo inferior por su abundancia de imágenes. Es un efecto buscado de acumulación y de movimiento propio
del barroco final.
Este retablo figura en los libros provinciales de arte como uno de los mejores en su estilo de toda la geografía burgalesa.
Podemos concluir que el neoclasicismo se adopta gracias a la intervención de determinados mecenas o asesores, en Sotillo la de Juan Antonio Serrano.
Ambos de piedra se acaban en 1727, y constituye un claro antecedente de las actuaciones ilustradas. Es una obra funcional no exenta de complejidad técnica.
Situada a la izquierda del antiguo camino real, que unía Burgos con Madrid sustituye a una anterior fuente mandada construir por el Duque de Lerma.
La fuente y el abrevadero servían para que las personas que iban a la capital y los caballos pudieran beber agua. Al ser zona de paso en Sotillo había dos Mesones y una Posada.
Un pueblo tan vinculado al vino no podía dejar de tener un valioso conjunto de lagares y bodegas.
Las bodegas sotillanas, más de ochenta, tienen fama de ser de las mejores de toda la Ribera.
Abiertas en el monte de San Jorge, se ordenan en tres niveles alrededor de un cerro cónico. Son largas galerías excavadas en la tierra, muchas con bellas bóvedas de piedra, donde reposa, entre oscuridad y silencio el vino.
Pinillos, situado a 4 km de Sotillo, forma con él un único municipio.
Una de las joyas del Valle del Esgueva es la Iglesia de Pinillos del siglo XII, constituye una bella manifestación románica.
En el Valle del Esgueva el aumento de la población fue menor, debido tal vez a que no habido viñedo, que en los pueblos de los alrededores, por lo que no fue necesario un nuevo templo.